Pedagogía en empresas: profesionalización de la formación.

La empresa, en esencia, es un conjunto de personas orientadas a un fin común. Cada persona que compone la organización dispone de una formación inicial, que rápidamente queda arcaica. Es muy probable que las personas claves de la organización ya hayan dejado atrás muchos de sus conocimientos de origen y hayan construido nuevos conocimientos dentro de la organización que los hacen valiosos.

Este conocimiento, en ocasiones se hace complejo trasmitirlos a terceros, o desarrollarlos, o sencillamente convertirlos en los cimientos de nuevas ideas que permitan que la organización sea dinámica y tenga capacidad de enfrentarse a lo nuevos retos de cada día.

Por otra parte, el mercado oferta numerosas acciones formativas pero en la mayor parte de los casos, o son de baja calidad, y se intercambia el título por unos escasos conocimientos y una tablet, o son accesibles a todas las demás empresas.

La creación de acciones formativas de calidad, útiles para su organización, y si además exclusivas para su organización debe ser desarrollada por profesionales. No olvide que en la actualidad hay mucho conocimiento en la red, pero el conocimiento esencial que dibuja el perfil de una empresa, no está compartido. Es su señal de identidad, es lo que le diferencia de los demás, por lo tanto, debe estar bien organizado, debe ser transferible a otros miembros de su organización en función de sus necesidades, y además debe estar optimizado para obtener el mayor rendimiento posible de los recursos que se dedican a la formación.

Estas acciones formativas no son incompatibles con las acciones que se ofrecen en el mercado, especialmente acciones de calidad que generan aprendizaje. Es más, podemos añadir que son complementarias estableciéndose dos niveles. Por ejemplo, podemos escoger una acción formativa para aprender el uso de las hojas de cálculo. Las acciones genéricas introducen, o incluso profundizan en muchas de las funciones de esta herramienta, sin embargo, en cada organización se dará un uso exclusivo a las hojas de cálculo en función de las necesidades. El desarrollo de una acción específica debe ser diseñado desde dentro de la empresa. Tendremos por tanto dos niveles, el primero, la oferta pública, accesible a todos, y el segundo, el desarrollo de una acción formativa específica que atienda a la formación necesaria para el uso específico de las hojas de cálculo. La diferencia principal es que el primer nivel, generalmente está a nivel de todos en el mercado de la formación, y el segundo nivel debe ser diseñado específicamente para su organización, bien desde el departamento interno de formación en colaboración con otros departamentos, bien contratando el diseño de esta formación a otras empresas.

El ejemplo anterior, puede hacerse extensible a otras áreas, como por ejemplo, atención al cliente, uso específico de las TIC, PRL específico para la diversas actividades de la organización, informática de las aplicaciones internas de la empresa, y un largo etcétera que variará en función de las necesidades formativas de la organización.

Finalmente, la formación en la empresa, llega a convertirse en un sistema educativo a escala y contextualizado en un marco empresarial. Este micro sistema educativo, en ocasiones cuenta con más estudiantes/trabajadores que muchas facultades universitarias. Ya llevamos años conociendo el concepto de Universidad Corporativa. Este sistema de enseñanza aprendizaje, contiene acciones formativas que pueden ir desde acciones que facilitan la rápida incorporación a la actividad de la empresa de nuevos trabajadores, que influyen en sus posibilidades de promoción interna, acciones que hacen de filtro para seleccionar a los trabajadores con mayores capacidades para liderar proyectos, o como herramienta básica y esenciales para mantener o mejorar la competencias, y por tanto, la competitividad y sostenibilidad de la empresa.

Se añade, que la reciente implantación de la modalidad e-learning, y las continuas mejores de este sistema y aplicaciones orientadas a crear contenidos formativos, así como la proliferación de acciones dedicadas a formar a formadores internos, sitúan al pedagogo laboral en una posición privilegio en el mercado laboral.

La figura del pedagogo laboral no es de reciente creación, sin embargo, la especialización en el ámbito laboral si es reciente. Hace una década tan sólo las Facultades de Educación de Madrid y Barcelona contemplaban esta especialización. Después, en el año 2003, tan sólo 7 facultades de educación ofrecían este itinerario, y recientemente se ha implantado en la mayor parte de ellas, gracias a las modificaciones del Plan Bolonia. Desde luego, no hemos llegado el mejor momento. Tampoco hemos tenido el apoyo de muchos profesionales de la educación, que consideran que la empresa es el fin del desarrollo intelectual y profesional de una persona, o al menos han sido recelosos en contemplar la empresa como un espacio de desarrollo personal y profesional, a pesar, curiosamente de considerar de forma paralela que la persona se forma durante toda la vida, que hay formación de adultos. Parecía que la intervención pedagógica se limitaba en adultos a la obtención de títulos oficiales.

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