Nueva reforma de la formación. Otra vez sin el “cómo”.

La reforma del sistema de Formación Profesional para el Empleo viene muy marcada por dos acontecimientos. El primero de ellos, los recientes y numerosos casos de estafa y pillaje, el segundo de ellos, por un completo año electoral que maquillará adecuadamente todas las propuestas.

Después de ver declaraciones, y notas de prensa, por más que he buscado a la gran ausente, no la he encontrado. La nueva reforma, según palabras de la Ministra facilitará “a tiempo real” qué formación se imparte, que personas la reciben y en que se están formando, pero dónde queda el “cómo”, dónde la calidad de esa formación, la eficacia,o la repercusión real en la empleabilidad. Dicho de otra forma, si los servicios de inspección, que tanto se van a potenciar, entran a un aula, comprueba que está el docente, que están los alumnos, y que el docente está leyendo un PDF sobre la materia del curso ¿todo correcto?. ¿Donde queda la comprobación de la eficacia de la formación? ¿donde queda la calidad de los procesos formativos? ¿donde queda la capacidad de los docentes? ¿la calidad de los materiales formativos? ¿la calidad de los procesos de aprendizaje? Y lo más importante ¿tienen efectos beneficiosos esta formación para nuestra sociedad?. Todo esto tendrá que esperar a la siguiente reforma. Aunque la Ministra reconoce algunos de esos déficits el Gobierno se centra en intentar eliminar o al menos limitar la corrupción… algo que con la anterior norma también se castigaba. ¿Cómo es posible que aludan al concepto de a tiempo real? Soy un ingenuo… pero, si un inspector acude a una formación presencial… no le queda más remedio que hacerlo a tiempo real. Si un inspector decide inspeccionar un curso de e-learning, les permitimos un acceso para que pueda ver el curso en el momento de su desarrollo… La Ministra ilustra esta situación especificando un caso particular: un alumno, en un año realizó 150 cursos. Eso se quiere evitar gracias a la comprobación a la evaluación permanente. No puede hacer un alumno 150 cursos en un año… pero no se ha preguntado la Ministra ¿qué clase de cursos se imparten para que un alumno pueda hacer casi un curso cada dos días?. Además, es curioso, pero con la anterior legislación esta situación también se podía evitar ¿cómo se ha llegado a permitir?. Se envían informar nada más terminar los cursos y no se ha evitado ¿cómo se evitará a partir de ahora? ¿dónde está la diferencia? ¿En que ahora pueden hacerlo a tiempo real? ¿qué define como tiempo real? Y si se consiguiera evitar ¿nadie se va a preguntar por la calidad de los cursos?

Nuestra Ministra reconoce la falta de eficacia, el impacto limitado de la formación en el tejido empresarial, algo que ya conocíamos, algo que ya se había publicado.  Es más, algo que en ocasiones se ha institucionalizado, por ejemplo, en la formación a distancia, donde ante los ojos de la antigua FTFE no sólo se han regalado jamones y tablets, sino que es una práctica habitual añadir el libro, los exámenes y las respuestas a los mismos. Algo que desde la perspectiva pedagógica puede ser considerado “estafa de aprendizaje” como ya argumentamos en este blog.

Cuando a mis alumnos de 3º de pedagogía, en la asignatura de pedagogía laboral, les muestro uno de estos manuales y su proceso de evaluación con la respuesta a los exámenes quedan perplejos. Eso sí, este método sirve para explicar que un alumno consiga realizar 150 cursos en un año. Si además añadimos que el sistema dice: si el alumno aprueba cobras, y si el alumno no aprueba no cobras, hacen que la formación sea una máquina de hacer títulos sin aprendizaje a cambio.

Las palabras exactas de la Ministra en uno de los fragmentos son: “Queremos que el sistema sea más eficaz, sea de mayor calidad, pero también sea un sistema transparente y sobre todo que se pueda evaluar de manera permanente”. Que los pedagogos y otros profesionales de la educación no se hagan ilusiones. La evaluación permanente es del sistema, no del aprendizaje… aunque al menos nos vamos acercando.

Sirva esta “hazaña” como ejemplo: Aun recuerdo un cruce de correos con la FTFE donde consulté: ¿si un foro, con un caso práctico, en el que los alumnos no ven las respuestas de los demás hasta no hacer su contribución, y donde cada uno de ellos recibe una evaluación individualizada, además de comentarios de sus compañeros, podía considerarse evaluación? Me costó convencerlos, casi podríamos decir que los mensajes añadían un minicurso diferenciando evaluación de exámenes.

“Que el sistema sea más eficaz” Esta frase tiene todavía más maquillaje político de los baratos y llamativos. La Ministra especifica que diversos estudios demuestran que en 6 de cada 10 alumnos la formación no ha tenido el impacto esperado, que 7 de cada 10 no vieron mejoras en su capacidad de inserción, o que el 17% recibió formación relacionada con los puestos en los que trabaja. Es tristemente justificable que ante esta problemática, la calidad pedagógica de las acciones quede tan atrás. ¿No hubiera sido valiente, ante la proliferación de la modalidad e-learning exigir la norma UNE 66181:2012? Pues tal vez si… pero nos falta valentía, y nos quedamos sólo parcheando “burocráticamente” una situación lastimosa.

Esta nueva reforma hace esfuerzos en conocer, como especifica la Ministra, qué formación, que trabajadores la reciben y si la materia del curso coincide con el objetivo del curso. Todo esto se puede cumplir mientras un alumno escucha pasivamente la lectura de un pdf, o lee un manual con los exámenes y sus respuestas, o lee texto y más texto en un “moderno” campus virtual, pues esa es otra gran novedad… Se nombra, cómo no podía ser menos la teleformación como elemento básico para mejorar la formación, gracias a su flexibilidad. Incluso en la rumorología del sector ante la inminente llegada de la nueva reforma el año pasado, se llegó a decir que la formación a distancia desaparecería.

Lamentablemente, ahora estamos más ocupados en perseguir el objetivo de que un curso, tenga los alumnos que dice tener y que hable de lo que dice que tiene que enseñar. ¿Qué ocurriría si ese modelo lo trasladamos a otros sectores que pivotan sobre el aprendizaje un modelo simiar (escuela, Universidad, Formación Profesional reglada, etc)? ¿qué pasaría si evitamos hablar de la cualificación de los docentes, o de la calidad del proceso de aprendizaje? ¿que pasaría si las respuestas a los exámenes estuviera a la vuelta de la página? ¿que pasaría si nuestros docentes recibieran su retribución en función del número de alumnos que superen el curso?. Es curioso que a profesionales de la educación (maestros y profesores) se les exija un currículo, se les faciliten manuales didácticos para su docencia, tengan controles respecto a la calidad de la enseñanza, evaluaciones internas y externas y sin embargo, cuando hablamos de formación de adultos, todo esté permitido creando un sistema insostenible desde hace décadas. Es triste pensar que la reforma se limite a controlar que los cursos se hacen, dejando atrás el como se hacen.  

Fuente: http://www.chequeformacion.es/

Una respuesta a «Nueva reforma de la formación. Otra vez sin el “cómo”.»

  1. Hola Pablo, como ya sabes no soy partidario de «subvenciones» a la formación de desempleados, que tan pocos resultados han dado. Los cambios lo único que han generado es una ingeniería de la gestión de las subvenciones mayor aun de la que había. Continuarán aprovechando los fondos aquellas entidades mas capacitadas para gestionar las subvenciones, no para impartir docencia de calidad con resultados de calidad.

    Si todos los cursos tuviesen como requisito un porcentaje de colocación (contratación) a la finalización de los mismos, otro gallo cantaría. Lograr certificar que una persona acaba un curso es fácil (seguro que hay 1000 formas de darle vueltas al sistema para lograrlo), lograr certificar que después de una formación hay un puesto de trabajo ocupado, es otra bien difícil… pero ¿para qué se forma? ¿habrían tantísimos «chiringuitos» que se atreviesen con un modelo así? Seguro que solo los mejores se atreverían… y además seguro que se atreverían sin arriesgar su negocio.

    Dejar la formación subvencionada a empresas que tienen todos sus beneficios en la formación subvencionada es una locura… porque serían capaces de todo para «ganar siempre».

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